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jueves, 13 de octubre de 2011

Octubre 2011 - Impureza by kroana

¡Holas! Estrenando la nueva sección les traigo un pequeño relato, espero les guste y claro, leer sus comentarios....

¿Soy impura?

Mirando fijamente sin realmente ver nada, estando allí, al menos mi cuerpo, porque mi mente distaba muchísimo de ese lugar, pensando en muchas cosas y pensando realmente en nada. Vacío. Eso era lo único que había en ese lugar, un vacío en el que se hallaba mi cuerpo, un vacío que llenaba mi cuerpo, un vacío que lo era todo y era a la vez nada.

¿Cómo había llegado a aquello? ¿Era mi culpa? ¿Fui yo la única responsable de lo sucedido? ¿Mis actos lo habían llevado a hacerme esto? O tan solo era una víctima inocente? Me creía más lo primero que lo segundo…

Culpa, ¿Debería quizás sentir algo de culpa? Debería sentir muchas cosas decía la parte lógica y racional de mi cerebro, pero yo no era capaz de sentir nada y algo en el fondo de mi ser me hacía pensar que era mejor así, mejor seguir en estado catatónico que realmente sentir…

Porque lo único que sentiría en ese momento por mí, sería asco, sería vergüenza y entonces, me derrumbaría… Sacudí la cabeza -o simplemente pensé que lo hice- y deseche esos pensamientos, me aleje de ellos pues sólo me traerían dolor y no me dejarían ver con frialdad lo sucedido… Me empeciné en recordar, aunque el licor ingerido había hecho su buena parte, me esforcé en rememorar todas las cosas que habían sucedido la noche anterior, todas menos la última, que sin necesidad de esforzarme estaba allí tan clara como el agua más limpia, tan nítida como la mejor foto, tan real como el aire que estaba pasando a mis pulmones…



Había sido un día tranquilo en la oficina, tan tranquilo como pudiera esperarse siendo redactora en jefe de la editorial de una de las revistas más vendidas del país. Viernes, fin de semana, día de cobro, todos los atributos necesarios para incitar a una salida nocturna. Ya al final de la tarde, terminadas todas las tareas del día me dispuse a salir, había quedado con unas amigas para reunirnos en un local de moda, en dónde estarían también algunos amigos. Me arreglé el cabello y me puse algo de maquillaje, en cuanto mi reflejo en el espejo me dijo que estaba relativamente presentable fui a su encuentro.

Solo estaría un par de horas puesto que al día siguiente tenía mil cosas por hacer, así que esperaba aprovecharlas al máximo, relajarme un rato, disfrutar del ambiente, bailar y luego irme a mi apartamento, descansar, hacer los deberes de la casa y esperar de nuevo al lunes para regresar a la rutina.

Tan triste como suena, no estoy saliendo con nadie. Pienso en que quizás pueda ligar con alguien esa noche, pero de una vez descarto la idea, no soy ese tipo de chica, por mucho que lo intente no he podido serlo.

Llego, ya están casi todos. Compramos un servicio, el licor comienza rápidamente a fluir, el pensamiento de irme temprano pronto se esfuma debido a las insistencias de que me quede, ha pasado ya mucho tiempo de la última vez que me había divertido tanto así que acepto, me quedo un rato más, ese mismo día, más tarde, pienso que es una de las peores decisiones de mi vida.

Estoy bailando con un amigo de uno de mis amigos, sí, lo conocí allí, me llama la atención aunque no es mi tipo, tiene mirada triste y algo desenfocada, está ebrio pienso, de hecho va un poco fuera de música, pero no me importa yo estoy feliz, lo estoy pasando bien así que lo dejo pasar, bailamos un par de canciones más, él me sujeta más fuerte de lo debido, quiere apretarme, no me dejo, estoy bebida pero no tanto. La canción termina, nos devolvemos a la mesa.

No quiero ser antipática, no quiero armar una escena, así que sonrío, se acerca, se sienta a mi lado con su trago, conversamos, lo típico: “¿Tienes novia(o)?” “¿Cómo la estas pasando?” Todo es normal, en ningún momento se acerca más de lo debido, no hace comentarios inapropiados, me mira con deseo, pero no de una manera descarada, estoy acostumbrada a esa actitud de los hombres así que lo dejo estar. Comienza otra canción, volvemos a baliar.

La noche avanza, estoy un poco más alcoholizada, pero no en extremo.

De nuevo estamos bailando, me aprieta de nuevo, esta vez me dejo, el licor me desinhibe, me alborota las hormonas, ahora soy yo la que mira con deseo, él comienza:

-Hay algo que me gustaría decirte…

-¡Dime! –respondo, estamos bailando, así que hablamos al oído del otro.

Se separa un poco, me mira a los ojos, sé lo que está pensando pero pongo cara de inocente, como si no se nada de chicos y no tengo ni idea de lo que me quiere decir. Lo piensa un rato más y sacude la cabeza.

-No sé si sea lo correcto… -me mira de nuevo. –Mejor no te digo lo que pienso. –sonrío, coqueteo…

-Pero dime, no me puedes dejar con la intriga, no puede ser tan malo…

Me mira una vez más, lo presiono de nuevo.

-¿No me vas a decir?

-Quiero pasar la noche contigo. –suelta él. No me lo esperaba. No era aquello lo que yo estaba pensado.

De inmediato la sonrisa de mi rostro se borra, me detengo, estamos en medio de la pista, ¿Qué debería hacer? Él me gusta, pero no era eso lo que yo tenía en mente, juraba que me iba a pedir unos besos, ¿Pero acostarnos? Entonces caigo en la cuenta, ya no tengo 15, ya somos adultos, unos besos sencillamente no son suficientes. Como autómata comienzo de nuevo a bailar, él me sigue… estoy sumida en mis pensamientos, él me interrumpe.

-No debí habértelo dicho.

¡Claro que no debiste! Pienso, pero no lo digo, no sé qué decir, ¿Qué se dicen en ese tipo de situaciones? Busco en mi mente una respuesta apropiada, no la consigo, seguimos “bailando”, ya no escucho la música, estoy confundida, luego estoy triste. ¿Por qué me propone pasar la noche? ¿Qué he hecho para hacerle creer que eso puede suceder? ¿Me estoy comportando como una zorra? No, me digo. Pero no me lo creo.

La canción termina, nos devolvemos a la mesa, me siento, me levanto de nuevo, camino hacia el baño, él me detiene por el brazo, me detengo y me volteo sorprendida, lo miro interrogante, no dice nada, me suelto, no me deja,

-¿Qué quieres? –logro finalmente articular.

-Lo siento. –responde. ¿Lo siente? ¿Qué quiere decir con que lo siente? Siente haberme hecho esa propuesta o siente que yo no lo aceptara, como sea, me zafo con más fuerza, esta vez me deja ir.

En el baño, me miro en el espejo, mi ropa no es nada escotada, no hay nada en ella que pueda considerarse llamativo, la falda me llega un poco más abajo de la rodilla, la camisa tiene un corte en “V” no prolongado, en mi rostro el maquillaje ya es escaso o casi nulo, mi cabello está recogido en una coleta de cualquier forma, soy de belleza promedio, no fea pero tampoco despampanante. ¿Tendré aspecto de desesperada? Pienso que tal vez sí. Trato de recordar la última vez que tuve novio, ya van 5 años de eso, trato de recordar la vez más reciente que salí con alguien ya van 2 años…

Sacudo la cabeza, no entiendo qué paso, todo iba tan bien y él me gustaba, pero no creo que pueda aceptar su propuesta.

Salgo del baño y voy de nuevo a la mesa, pienso en hablar con una de las chicas, pero ¿Qué les diría? Probablemente aquello fuera lo normal, no lo sabía, además no quería armar un espectáculo. Trato de sentarme alejada de él, pero quedo justo frente a él, nos miramos, se acerca.

-¿Te moleste?

-¿Molestarme?

La música seguía alta, así que teníamos que acercarnos bastante para poder conversar.

-Sí. –me contesta –Tu rostro ha cambiado, pareces molesta.

¿Parezco molesta? Pero no lo estoy, estoy confundida, busco mi trago, bebo. Niego con la cabeza, no estoy molesta, no es tan importante.

-No estoy molesta –le digo. –Es más bien triste.

-¿Triste? –está claramente confundido.

Y cómo explicarle que realmente estoy triste, que llevo demasiado tiempo sin salir con nadie, que todos los chicos que se me acercan es porque quieren acostarse conmigo, quieren a mi cuerpo y no a mí. ¿Podría él entenderlo? Lo dudo, niego con la cabeza.

-No entenderías.

-Prueba. –dice. Y lo hago.

-Es realmente triste que me hayas dicho eso. –pero no explico más, no hace falta, sé que no me va a entender. No va a entender que detesto sentirme solo como un juguete sexual de los hombres, lo detesto. Pero no es culpa de él, no lo culpo, es simplemente un hombre, es cuestión de genética. ¿Además no había pensado yo misma en acostarme con él? Siendo sincera conmigo, lo pensé, pero no así, no esa noche…
Se hace un silencio incómodo, no quiero que se aleje de mí, pero tampoco que se equivoque conmigo.

-No soy una chica fácil –le digo. –Soy alegre y de sonrisa fácil, pero una chica fácil no soy. –lo digo con convicción y de hecho un poco molesta, ¿Por quién me ha tomado? ¡No me conoce!

-Yo no he dicho eso. –su semblante es serio, pero no le creo, lo miro entornando los ojos, claro que no lo dijiste, pero lo pensaste y da lo mismo.

No digo nada, me volteo de nuevo y bebo de mi vaso. Se acaba mi trago, voy por otro. Cuando regreso no lo veo, mi corazón se saltó un latido, ¿Dónde está? Luego me calmo, ¿Qué me pasa? Realmente no es mi tipo y no me ha tratado precisamente bien, sin embargo, sigo buscándolo con la mirada.

Me sacan a bailar, acepto, sonrío, sigo alegre, no pasa nada, él no es nadie, apenas lo acabo de conocer, pero me gusta. Me molesto, estoy ebria. Sonrío, no pasa nada.

Es hora de irnos, no voy a mi casa, vamos a casa de Enrique, nos vamos todos, o al menos eso pensaba, en el camino las muchachas agarran cada una su camino, me quedo yo sola, digo que me voy a casa, pero no me dejan, entre bromas y juegos llegamos a casa de Enrique. Él está allí también.

Seguimos bebiendo, se hace más tarde, no me puedo ir sola, es peligroso, debo esperar a que amanezca, hay solo un cuarto para dormir, una cama matrimonial pegada a la pared y un colchón individual en el suelo a su lado, me hago con la cama, me pongo mi suéter para dormir y tomo una de las sábanas que están allí, un amigo se acuesta en la cama, en la orilla lejos de mí, estoy pegada a la pared, en el colchón del piso se acuesta otro, inmediatamente se duerme y él viene a acostarse a mi lado.

Me incorporo de repente, muy rápido, me mareo, cierro los ojos mientras trato de hallar el equilibrio, los abro el sigue allí, es hermoso, se ha sacado la camisa y ahora está solo en franelilla, tiene los pantalones puestos, pero observo embobada sus brazos, mi mano se va sin control a sus bíceps, son fuertes, me maravillo de su piel olivácea, me encanta, se acerca a mí, lo dejo, me besa, correspondo a su beso.

Se acuesta, me lleva con él, me acaricia, lo dejo, quiere ir más allá lo detengo, de repente soy conciente de que no estamos solos, hay dos chicos más en la habitación de hecho uno está en la misma cama, volteo hacia el lugar, ya no está allí. Me asomo por la cama y está tirado en el suelo al lado del otro.

Él trata de quitarme el suéter no lo dejo, trato de calmarlo, lo vuelvo a besar, pienso que con un beso se quedará tranquilo, me equivoco, me habla en susurros, yo susurro también, me desea, me excita, estoy caliente, pero no me dejo llevar, sus besos me calman, me relajan, me despiertan, siento la sangre bullir en mis venas, no me dejo llevar, trato de poner pausa, pero ya no es posible, es más fuerte que yo.

Le digo que no, trato de ser convincente, pero mi cuerpo me traiciona, sé que lo quiero, pero mañana lo voy a lamentar, mi cuerpo lo quiere pero mi mente se niega, dividida y sin opción, él es más fuerte que yo. Sigue insistiendo, sus manos van por dentro de mi falda, a mis muslos, a mis caderas, a mis partes más íntimas, es rápido, me besa el cuello, el pecho, me acaricia, me baja las bragas, reacciono. Eso no es lo que quiero, la situación va ya muy lejos, mis manos bajan, luchamos, logro subírmelas, pero no por mucho, me inmoviliza con una mano y con la otra me desnuda “sólo quiero probarte, saborearte, ven, déjame” susurra y casi lo permito, pero ya se había esfumado toda la pasión de mi cuerpo. Me forza y yo no puedo hacer nada para impedirlo.



Y ahora aquí estoy, sin saber muy bien qué hacer, qué sentir, sintiéndome asqueada por dentro y por fuera, sucia, impura. No hay más culpable que yo misma, víctima sólo de mis propios actos, convencida solo de una cosa: no volvería a ser la misma jamás. A partir de hoy sería un caparazón vacío sin alma.

Nos leemos

8 comentarios:

  1. Hola Kroana. Que titulo! y por ser "tu primera vez" esta re lindo este relato. Dale, segui que esta bueno.
    cariños

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  2. Wooooooow, estuvo genial :D me encantó! se te da muy bien !!
    Un besote :)

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  3. :O
    has elegido un tema fuerte para tu primer relato, no?
    Sin emabrgo tengo que felicitarte, Me gusto mucho tu manera de narrar y de concluir las cosas en forma de un relato entretenido y sumamente interesante¡
    Sigue asi guapa! no dudes en que volveré para leerte
    att
    withney
    soul-littlecorner.blogspot.com

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  4. Que facilidad para escribir!! esta muy bien! sigue así :)

    Saludos :)

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  5. Algo intenso y muy bueno.
    Felicidades por él!
    Besos!

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  6. La verdad que fue muy intenso, me gusto mucho !!
    besos

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  7. Muchas, muchas gracias por sus comentarios, me alegra mucho que a todos les haya gustado y sobre todo que lo hayan leído completo ^_^

    Les comento que no es la primera vez que escribo, sino la primera vez que publico algo en mi blog...

    Nos leemos xD

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  8. wow no te había leído kroana pero me gustó como lo narras todo, la línea de narración va muy bien :)

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¡Nos leemos!