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Crónicas Lunares 4 |
Había una vez... una joven princesa que era tan hermosa como la luz del día; que era aún más hermosa que la propia reina.
Cinder y sus compañeros lograron suspender la boda real. El nuevo plan es lograr lo imposible: la rebelión en Luna, pero un solo paso en falso puede acabar con la vida y los sueños de todos. Lo que Cinder aún no sabe es que en Luna encontrará una aliada decisiva: una joven que con su belleza y su bondad puede ser la clave para destronar a la reina Levana.
¿Será Winter, la muchacha frágil e ingenua, la que les muestre a los lunares que existe una vida más allá de la manipulación y del terror?
En el último tomo de Crónicas Lunares, Marissa Meyer cierra maravillosamente una historia que te mantuvo en vilo, te enamoró de sus protagonistas y te hizo desear el tan esperado “y vivieron felices por siempre”.
¿Sucederá?
Con la magia de un cuento de hadas y la emoción vertiginosa de la ficción distópica, Crónicas Lunares atrapa al lector desde la primera página.
Si en las entregas anteriores Marissa nos atrapó con la historia, debo decirles que en esta entrega supera las expectativas.
Las primeras veces, mientras leía escenas inimaginables, en las que nuestros adorados personajes favoritos pasaban por cosas horribles, pensaba: "¿qué? ¿cómo? ¿porqué?" Pero luego de un tiempo entendí -más o menos a mitad del libro- que Marissa no tiene escrúpulos a la hora de contar las cosas y con ello las hace un poco más realistas, así que debo decir que lo he adorado.
Me encantaría decir tantas cosas, pero por temor a spoilers voy a ser bastante breve. Eso sí, si no has leído los libros anteriores por favor no sigas leyendo.
Winter, que es el personaje principal de esta entrega es una niña dulce e inocente, que sufre por no usar su don lunar y tiene terribles alucinaciones, sin embargo, por algún extraño motiva logra encantar a todos con su sola presencia, y claro, como toda princesa, Winter tiene a su "príncipe azul": Jacin Clay.
Desde mi punto de vista Jacin es un chico egoísta, que fue obligado por la reina Levana a ser guardia real y tuvo que abandonar sus propias ambiciones, a su vez, es un chico que haría lo que fuera -literalmente- por cuidar de Winter, incluso si eso implica hacer daño a otras personas, este personaje no me ha terminado de gustar del todo, pero debo admitir que hace una buena pareja con Winter, es del alguna manera lo que ella necesita.
Pero, hablemos de un personaje que he adorado siempre: Iko. Ella es tan particular, tan singular que no hay otra opción sino adorarla, además su protagonismo en la historia es destacable por lo que leemos mucho de ella en el libro, pero no se puede dejar de lado a Cress, Torne, Kai, Scarlet, Wolf, Cinder... Los adoro a todos y me encantan los finales que tienen cada uno de ellos, aunque me quedo con la sensación de querer saber un poco más.
Son tantas las cosas que suceden, y que les suceden a ellos que es mejor que lo lean.
Lo que si puedo decirles que al libro no le falta acción, amor y lágrimas, vemos evolucionar a cada personaje, a madurar en medio del conflicto y ver la trama llegar a su desenlace perfecto.
Nos leemos